ED MAVERICK "RENUNCIA" COMO FIGURA PÚBLICA

Las figuras públicas o “famosos”, han sido una parte inherente a la creación artística desde que los medios de comunicación comenzaron a participar en la divulgación del propio arte con la intención de concretar un producto consumible para las masas, que a la postre generen ganancias económicas importantes. Hoy en día parece imposible que un individuo entregue su vida a crear sin tener que sacrificar aspectos tan humanos como la privacidad, sin tener que ofrecer su propia persona y vida como un contenido o producto más a disposición de los consumidores.

Eduardo Hernández, conocido como “Ed Maverick” es un espectador en primera fila de lo que puede llegar a provocar la exposición a un alto número de personas, el acoso constante de quienes no miden el poder y peligro de las redes sociales, la incomodidad de las miradas y la falta de respeto a su trabajo y persona. Eduardo emitió un comunicado a través de su Instagram el pasado viernes 17 de noviembre, mediante el cual firmaba oficialmente su retiro como “figura pública”, en dicho comunicado expresa su total rechazo a las apariciones públicas y al acceder a dar fotos en la calle.

 

Yo no doy fotos ni me presto como objeto para que le presuman a los demás algo que a nadie le importa. yo vivo por tener momentos de calidad y respeto. No me importa perder oyentes ni seguidores con esta renuncia. no vuelvo a mostrar mi cara ni mi cuerpo por estas vías. yo soy un humano como los demás y merezco vivir la vida como todos” son algunas de las aclaraciones de Eduardo sobre su decisión. A pesar de todo, el joven de 22 años no se alejará de la música, pues su proyecto “Ed Maverick” seguirá activo al menos con dos álbumes más, que podrían esperarse para el próximo año.

La decisión de Eduardo sobre su carrera artística, abre una conversación interesante a cerca de la educación de la sociedad como consumidores de contenido y los límites que una figura pública debe establecer para evitar la despersonalización. Esta conversación ha sido abierta en distintas ocasiones por personas como Benito Martínez (Bad Bunny) que fue objeto de críticas cuando lanzó el celular de una “fan” luego de sentirse acosado. Es interesante y a la ves preocupante observar como la sociedad juzga a estas figuras cuando establecen límites y se defienden de lo que no quieren permitir para su vida, cuando simplemente no cumplen con lo que un artista debe soportar porque “así es la fama”.

Sin duda, Eduardo marca un precedente importante en la música mexicana, uno que deja mucho que cuestionarse a nosotros los consumidores y nuestra forma de percibir y relacionarnos a con un artista y su trabajo. Es importante que comencemos a revalorar la manera en que normalizamos el hecho de que una vida sea objeto de consumo de millones de personas, y el peligro que esto conlleva, los daños a la salud mental que pueden provocarse e incluso las vidas que pueden acabar y que han acabado debido a la sofocante presión que conlleva la exposición mediática.




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